Estamos metidos en la carrera, es de noche y llueve mucho, el camino por suerte es de tierra y no de piedras porque de ser de la otra manera hubiera habido muchas lesiones...Con la chaqueta puesta, frontal encima de la capucha y sin poder parar por el tiempo que disponemos en llegar al siguiente control vamos pasando kilómetros.
La primera subida la hacemos fácilmente, pero nos estamos quedando helados, no nos ponemos el cubrepantalón al no ser transpirable, los pantalones están como si nos hubiéramos metido en el mar, los zapatos mojados y llenos de fango pesaban mas de lo normal, calcetines mojados y pies muy fríos.
Pero lo peor eran las manos, con una sensación térmica de menos de 10 ºC y con los guantes mojados nos dolían horrores, nos quitamos los guantes ya que no nos servían de nada y movíamos las manos para entrar en calor.
Al llegar arriba nos acordamos las palabras de nuestros amigos y bajamos con calma, muchos caían por ser una bajada enfangada que parecía una pista de patinaje, nosotros siguiendo el consejo de Jesús Gago corríamos por fuera del camino, por la hierba que casi no resbalaba.
Llegamos a Saint Gervais (Km 21), en este control nos encontramos a Artur, que bonito es ver a alguna cara conocida, pero lo sería aún mejor más adelante.
La parada fue rápida ya que llegaba uno de los puntos fuertes de la carrera, una subida hasta la Croix de Bonomme de 24 Km, si si, 24 Km de subida, sólo de pensarlo daba miedo pero no podíamos perder tiempo, seguimos subiendo poco a poco, pasamos por las Contamines, y en la Balme nos encontramos al irnos que llegaban nuestros amigos Samu y Jaume, creo que fue una gran alegría para los 4.
A Samu se le veía muy bien, sonriente como siempre, en cambio Jaume estaba muy tocado, no había parado de toser de bronquios, estaba como en los últimos meses y había hecho un gran esfuerzo para llegar a este control en tiempo y prefirió quedarse, nosotros pensamos que ya no seguiría, estaba con la cara sudada y con un gesto de cansancio que demostraba por lo que había pasado, es un gran luchador.Samu se nos junta y seguimos subiendo ya con luz de día, en vez de secarnos al sol nos encontramos que empieza a nevar.
¿Pero no estamos en Agosto? Si ayer en la feria del corredor me molestaba el sol por lo que quemaba. ¿Qué pasa en este pueblo? Por suerte la nieve no cala tanto en la ropa y queda en anécdota, pero esa sensación térmica con una brisa a 2500 mts de altitud se nota y tenemos la cara... fresquita.
Una vez coronamos bajamos hacia Chapieux (Km 50), son 8 Km de bajada en la que Carmen empieza a notarse los tibiales y la hacemos tranquilos, yo también tengo problemas en el tendón de aquiles y la hacemos tranquilamente.En el control de Chapieux comemos... y al partir no vemos a Samu, me había dicho que se sentaría en una mesa pero no estaba, creemos que no nos debía de haber visto y partido así que retomamos el camino y empezamos a subir la que sería para mi, para Carmen y para Samu la peor subida, llegar al Col de la Seigne supuso 10 duros kilómetros de fango, buenas cuestas... no me encontré tan fino y Samu iba metros por delante.
Al empezar a bajar hacia el Lac Combal pillamos a Samu que había tenido que comer 3 barritas seguidas por una pequeña pájara, aprovecho para comer una también.
La bajada la hacemos tranquilamente, es más sencilla que el resto, sobre todo la parte final, llegamos a una gran pradera donde estaba el control, Samu abandona el control uno o dos minutos antes que nosotros, por el camino le vemos, no estaba solo, estaba con Mariemi, llevaba horas esperándonos, congelada...
Al llegar arriba hace mucho viento y decido bajar un poco para esperar en un sitio mas abrigado a Samu y Carmen. Hacemos la bajada juntos hasta el Col Checrouit, la bajada desde la cima hasta Courmayeur es de 9 Km y es conocida por lo dura y técnica o eso decían todos.A la mitad de la bajada había un avituallamiento que utilizamos y la segunda parte decido hacerla en solitario, quiero divertirme, volar como una Milana y me tiro tumba abierta hacia abajo pidiendo paso a los múltiples corredores que me encuentro, un catalán se anima y la hacemos juntos hablando y adelantando como si quedaran 5 para meta.
Llego a Courmayeur (Km 78) muy entero y pegando saltos al ver a mis amigos en la puerta del control, estaban todos esperándonos, asi se hace mucho más fácil.
Subo y me encuentro a 2 buenos amigos que estaban comiendo, el gran Jesús Gago y el finisher de la Yukon Eduardo Linares, hablo con ellos y comentamos el cambio de trazado, horas de corte...
Carmen llego dolorida de los pies y tibiales pero muscularmente muy bien, hizo una parada cortísima y seguimos, a partir de ahora nos habíamos quedado solos, llevábamos la mitad.
Al volver a la calle nos esperaban los amigos, Tere se animó a venir con nosotros y eso nos puso contentos, nos tocaba una nueva subida, en esta ocasión de 5 Km que se harían largos y luego muchos toboganes hasta el refugio Bonatti, en los toboganes enlazamos nuevamente con Jesus y en el refugio con Eduardo.
Nosotros no teníamos los tiempos de corte e íbamos pidiendo información, Eduardo decía que íbamos bien, Jesus afirmaba que quizás llegaríamos al siguiente, pero que el próximo seguramente no.
Suerte que Dani estaba en este refugio ya que sus palabras tal como afirma Carmen y que se recuerda muy bien de ellas le convencieron en seguir.
Dani le dijo que con lo que habían trabajado no sería un tibial lo que le apartaría de la meta, dicho y hecho volvimos a la senda.
Teníamos claro que lo que nos venía encima sería complicado, la subida al Gran Coll Ferret es famosa, durísima, era de noche y hacía un frío increíble, vimos a varios corredores que se habían tumbado a hacer vivac para dormir, el cansancio no les permitía seguir caminando.Si la subida fue dura, la bajada hasta Praz de Fort sería durísima, poca visibilidad, mucho sueño, aburrimiento... estábamos en teoría en un sitio muy bonito pero sólo veíamos la luz de nuestro frontal.
La bajada duró unos 20 Kilómetros en los que por enmedio había alguna subidita...
Al llegar abajo al control le comenté a Carmen que tenía mucho sueño, que se me cerraban los ojos, quería dormir, pero en este control no había sitio específico para tal efecto así que decidimos seguir.
Llevábamos 118 Km, estábamos doloridos de tibiales, tendon de aquiles y rodillas, teníamos mucho frio y sueño, pero lo mas duro y divertido de la carrera estaba a punto de ocurrir, habéis oído hablar de las alucinaciones que se tienen en las carreras tan largas?
Bueno, eso ocurrió en el día 4 así que os lo dejaré para mañana, ya veréis que no tiene desperdicio.
